jueves, 27 de marzo de 2014

Adictos a la escritura: El desafio

Me uní a Adictos a la escritura, este es mi primer relato, y el proyecto de este mes es el desafió; el primer párrafo es escrito por un miembro, y el resto lo escribe otro miembro. Lo que esta en cursiva lo escribió Ibso, y yo hice el resto

Los de afuera


¿Cómo habían llegado a aquella situación? ¿Cómo no se habían dado cuenta de nada? 

La suya era una aldea próspera, la más poderosa y avanzada de toda la isla. Su tecnología era superior a la del resto. Su dominio de la naturaleza, su capacidad de aprovechar los recursos, su industria y sus conocimientos eran los más avanzados; pero no sabían cómo encontrar una solución a aquel problema. 


Hacía miles de años que aquella isla estaba habitada por su especie. Nadie sabía de donde habían venido, no existían datos de ello, pero el hecho era que no podían escapar de allí. 

La isla no tenía contacto con el continente hacía más de una década. Todo había empezó cuando los de afuera habían llegado a la isla, hacia veinte años. No era la culpa de los aldeanos el no haber notado su llegada, al fin y al cabo, no había diferencia física entre los de afuera y los de adentro. Así los llamaban, porque habían venido desde afuera, desde afuera de la isla, del continente, tal vez incluso del mundo. La otra opción era llamarlos monstruos. Llegaron discretamente, se mezclaron entre la gente. Hasta incluso nacieron varios niños hijos de un de afuera y un de adentro. Muchos de esos híbridos vivían en las aldeas sin ser detectados, al fin y al cabo, no había diferencias físicas. Cuando finalmente mostraron su verdadera identidad, ya habían tomado la mitad de la isla. Cerraron el puente, marcaron los límites de su territorio y aislaron a todos. “Atrapados” la palabra resonaba entre las bocas de los aldeanos de vez en cuando, pero cada vez menos. A medida que pasaba el tiempo, la resignación se hacía cada vez más presente, al punto de que empezaba a propagarse por las aldeas como una epidemia. Primero su Aldea, luego la Aldea Vecina, y así, el efecto dómino se hacía presente en la isla. Horizonte, sin embargo, parecía inmune a la enfermedad. 

Horizonte era un chico de quince años que habitaba la Aldea. Prefería que lo llamaran Zon, pero nadie lo acataba. Excepto… 

-¡Saidni!-Grito Horizonte. 

Saidni tenía la misma edad que Horizonte y vivía en la Aldea Vecina. Estaba sentada sobre una manta en la playa, mirando las olas subir y bajar, mientras comía un sándwich. Esperaba a Horizonte para almorzar juntos en la playa desde hacía casi un año. 

-¡Zon! Creí que no ibas a venir-Horizonte se sentó a su lado. El llevaba una bolsa con una botella de jugo de manzana, el favorito de la chica. Esta saco otro sándwich de su canasta y se la dio a él. 

-No digas estupideces. Yo siempre voy a venir.-Le dio un mordisco al sándwich-Eh, esto… Said,-su semblante cambio, tornándose más serio-es difícil para mí preguntarte pero… ¿tu hermano volvió? 

Saidni se tensó. Suspiro profundamente y negó la cabeza. 

-No creo que vuelva nunca más. Porque hayan perdonado a Bioreka… no significa perdonen a Matiasu-la voz de Saidni se quebró. 

Si bien la isla estaba desconectada del mundo, hubo un tiempo en el que no fue así. Los más niños no lo recordaban, pero en el otro extremo de la isla había un puente que conectaba al continente. Pero se encontraba en el territorio de los de afuera. Nadie que entraba en su territorio volvía para contarlo. Sin embargo, había habido una excepción. 

Bioreka era una niña de ocho años que vivía en la aldea de Saidni. Tras diez años de aislación, los recursos en las aldeas menos avanzadas habían empezado a agotarse. Aparentemente, había escuchado el rumor del puente, y había decido cruzarlo, con la esperanza de que el continente este tan lleno de recursos como las historias decían. Con la esperanza que los de afuera solo estuvieran en la isla y no en todo el mundo, como decían. Si bien los de afuera son la mayor pesadilla de un niño (y de un adulto) Bioreka entro en su territorio. Estuvo desaparecida por todo en un día, pero al día siguiente regreso, ilesa. Cuando le preguntaron qué había sucedido, ella solo dijo “No me dejaron cruzar. Pero no son tan malos. Tienen piedad en su corazón. Y me dijeron algo que me lleno de felicidad, y yo les creo”. Matiasu, el hermano menor de Saidni, trato de hacer la misma hazaña que Bioreka. Pero ya habían pasado tres días y no se sabía nada de él. 

-Quiero consolarte, Saidni, pero pienso igual que vos. Son monstruos y si perdonaron a Bioreka probablemente es porque el rumor es cierto y ella tiene sangre de afuera. Tiene sentido, si no sabe quién es su padre.-Terminaron de comer. Levantaron la manta y emprendieron el camino de regreso a sus aldeas. 

Caminaron en silencio, porque a Saidni no le gustaba hablar mientras caminaba. A Horizonte no le importaba. Pero de repente se detuvo. Horizonte miro a Saidni, y luego vio al niño parado en el medio del camino, a tres metro de donde estaban. Matiasu. 

Saidni corrió hacia el niño y lo abrazo. Horizonte no lo podía creer. Tal vez los monstruos no fueran tan malos después de todo. 

-¡Estás vivo! Creía que, creía que...-La chica no podía contener las lágrimas. Matiasu hablaba al odio de su hermana. Los ojos de la chica se abrían más y más a medida que su hermano le hablaba. Cuando termino, soltó al chico y cayó al suelo, sentada. 

-¡Said!-Horizonte corrió a su lado-¡¿Que te paso?! ¡¿Que te dijo?! 

-Lo que le dijeron a Bioreka se lo dijeron a él, y él me lo dijo a mí, pero no te lo quiero decir por el mismo motivo que Bioreka no nos lo quiso decir-Saidni hablaba tan rápido que asusto a Horizonte-Zon, cuando nos conocimos me dijiste que creías que había escapatoria, decime... ¿tan grande es tu deseo de irte? 

-¡Ya sabes que si! ¿Qué te dijo? ¿Que no podemos salir? ¿No nos van a dejar? 

-No nos dejan cruzar porque, porque...-y le susurro al oído lo que los de afuera habían compartido con Bioreka y Matiasu. 

Y Horizonte cayó al suelo junto con Saidni, y ambos se miraron incrédulos. Bioreka había estado feliz, porque había encontrado a su padre, por eso la verdad sobre los de afuera y el resto del mundo no la había afectado como lo hicieron con Matiasu, Saidni y Horizonte, que eran de adentro. De golpe, estar atrapados era la realidad, pero no era malo, no, era algo bueno, muy bueno. Horizonte y Saidni, que se habían hecho amigos porque ambos pensaban de que había esperanza, que se podía huir y vivir en el continente, que se habían prometido mutuamente almorzar en la playa juntos todos los días, llueve o nieve, con unas pocas oraciones abandonaron todo plan de huida. Cuando se recobraron, volvieron a sus aldeas. Saidni camino junto con su hermano, a veces hasta sonreía. Ella tenía algo bueno, había recuperado a su hermano. 

Cuando Horizonte regreso a su aldea, comento que el niño de la Aldea Vecina estaba vivo. Todos sus sueños estaban rotos. Viviría en la isla hasta el día de su muerte, cargaría sobre sus hombros la verdad sobre los de afuera por el resto de su vida. 

Nunca más volvió a almorzar con Saidni en la playa.


So, me quedo largo, y no estoy muy segura, es bastante raro, pero después de no se me ocurrió nada mas. Lo lei y es medio confuso, cualquier duda pregunten que se las aclaro (o también puedo confundirlos mas, ni yo lo entiendo del todo) 

2 comentarios:

  1. ¡Bueno, compañera!, te quedo de lo más interesante. Me pregunto que les dijeron "los de afuera" a los niños, pero no me respondas, prefiero imaginarlo.
    Un saludo y ¡bienvenida al club!

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    1. ¡Gracias! Y si, creo que eso es mejor que cada uno se lo imagine

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